¿Cómo se puede medir la inteligencia animal?

Los científicos están cada vez más convencidos de que la inteligencia de los seres humanos y los animales tiene mucho en común. Esto es debido a que existen muchas similitudes entre el cerebro humano y el cerebro de los animales.

Estos últimos están demostrando cada vez más habilidades, que antes se consideraban distintivas de las personas. Actualmente, es frecuente encontrar noticias en todo el mundo que hablan sobre animales que muestran habilidades que no dejan de sorprender a las personas.

Por ejemplo, orangutanes aprendiendo a hacer una especie de paraguas con hojas, chimpancés usando piedras como martillos o el sorprendente proyecto Neuralink de Elon Musk, donde demostró cómo le enseñó a un mono a jugar ping-pong en un ordenador, solo utilizando su mente.

Sin embargo, los científicos todavía están tratando de averiguar si todos los animales realmente pueden demostrar inteligencia. Y si realmente la tienen, ¿cómo se podrá medir la inteligencia animal? En los últimos años, se han llevado a cabo una serie de experimentos científicos en diferentes partes del mundo que demuestran que los animales realmente pueden pensar.

Además, su inteligencia tiene mucho más en común con la de los humanos de lo que se pensaba y esto se debe básicamente al factor G.

¿Qué es el factor G?

Nuestra definición actual sobre la inteligencia humana nació a principios del siglo XX, cuando el psicólogo Charles Spearman logró apreciar que el desempeño de los niños en materias que tenían muy poco en común como el francés, las matemáticas y la música, a menudo se correlacionaban entre sí.

Es por ello que, utilizando estadísticas sofisticadas, logró separar un elemento común que parecía identificar la inteligencia general de alguien y lo nombró como factor “G”. 

Spearman creía que todos tenemos cierta «energía mental«, que se encarga de resolver diversos problemas y aprender. Al mismo tiempo, el psicólogo señaló que este indicador puede variar.

Las pruebas para medir el coeficiente intelectual se establecieron a través de una gráfica que mostraba el promedio de las personas, donde se podrían identificar los casos sobresalientes, tanto positivos como negativos de dicho promedio.

Factor G en los animales

Resulta sumamente interesante descubrir que la inteligencia no es exclusiva para los seres humanos. Al igual que las pruebas de coeficiente intelectual para los humanos, estos experimentos adaptaron un conjunto de elementos que evaluaban diferentes habilidades en los animales.

A través de ellos, los científicos han utilizado el factor G para medir la inteligencia animal, realizando estudios a diversas especies.

Factor G en Roedores

Los experimentos más frecuentes fueron realizados en roedores, por lo tanto, se fijaron unas líneas estadísticas para poder establecer el promedio.

1) Una prueba mostró la rapidez con la que los roedores aprendieron a asociar el sonido con una descarga eléctrica.

2) Los roedores tuvieron que encontrar una taza de comida basándose únicamente en el olor de las tazas.

3) Por último, los roedores debían movilizarse en varios laberintos mientras se valoraba el tiempo que demoraban en salir de ellos.

Como resultado, todos los roedores completaron las tareas y los científicos pudieron medir la rapidez con la que cada uno se las arregló para hacerlo. Dejando claramente demostrado que la inteligencia animal existe y se puede medir.

Factor G en otras especies animales

Múltiples estudios se han realizados para poder medir la inteligencia animal de diversas especies. Por ello, es inevitable encontrar publicaciones que destacan.

Tal es el caso dirigido por el neurocientífico William Hopkins de la Universidad Estatal de Georgia en Atlanta, en el cual se evaluó la inteligencia de los chimpancés.

En dicho estudio se valoró para la prueba la memoria espacial de los chimpancés y su habilidad de utilizar herramientas para resolver problemáticas. Además, su capacidad para identificar la relación que existe entre causa y efecto. (https://mgtrailer.com)

Una vez más, se descubrió el factor G y los resultados de los primates se distribuyeron nuevamente a lo largo de la curva.

Utilizando experimentos similares, los científicos han identificado el factor G en las habilidades cognitivas de una variedad de animales, incluidos los orangutanes, tamarinos, perros y urracas.

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