¿Cuáles son las lenguas del romance?

Las lenguas del romance son la familia lingüística más extendida del mundo, de la que proceden las tres lenguas más habladas el español, el portugués y el francés. De estas lenguas surgieron otras menos comunes como el rumano, el italiano e incluso el propio catalán.

Es interesante que son habladas por más de 700 millones de personas a nivel mundial.

Este latín original evolucionó según cada territorio, creando sus propias lenguas en toda Europa, de las que hoy somos herederos. En cada territorio surgieron circunstancias específicas que provocaron cambios, creando dialectos diferentes en todo el continente. Por eso, en Francia, por ejemplo, se habla una lengua románica diferente del español.

Similitudes y diferencias entre las lenguas

Estas lenguas comparten un vocabulario básico y siguen siendo bastante reconocibles, a pesar de unas diferencias fonológicas y ortográficas. También tienen algunas formas gramaticales parecidas.

Sin embargo, las lenguas del romance son gramaticalmente diferentes del latín ordinario. Por ejemplo, mientras que el latín tenía tres géneros gramaticales, las distintas lenguas románicas modernas sólo cuentan con dos (masculino y femenino).

Además, todas las lenguas románicas (excepto el rumano) han abandonado el esquema latino de seis casos numerosos para los sustantivos, dejando un solo caso. En consecuencia, las relaciones gramaticales de las palabras se aclaran principalmente mediante preposiciones y el orden de las palabras, y no por medio de declinaciones, como en el latín.

Por otro lado, los verbos de las lenguas románicas han empacado el mecanismo de conjugación muy elaborado heredado del latín. Este sistema de conjugación deja excepcionalmente claro el modo (formal o informal), el número de personas y el tiempo verbal.

Esta es una de las razones por las que aprender los verbos en romance es una ocupación tediosa, que para algunos puede no resultar simple.

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