Tradicionalmente Madrid siempre ha sido relacionada con la figura del oso, por ser este animal habitual en los antiguos bosques de la meseta castellana.
Sin embargo, a los madrileños se les apoda ‘gatos‘. Y la razón poco tiene que ver con la presencia o abundancia de estos felinos en la ciudad, sino más bien con las habilidades atléticas que se asocian con estos animales.
Parece ser que todo empezó durante la conquista de Madrid durante el reinado de Alfonso VI a finales del s.XI.
Por entonces un soldado fue capaz de trepar por la muralla con la única ayuda de una daga que clavaba en las juntas de las piedras, lo que hizo que empezara a ser apodado como ‘Gato’.
Con el tiempo sus descendientes mantuvieron el mote y constituyeron una de las familias más importantes de la ciudad, por lo que el paso de los siglos hizo que todos los habitantes de la Villa empezaron a ser llamados de esta forma hasta nuestros días.
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