Es una forma de gobierno en la que el poder le pertenece de forma directa o indirecta a un sujeto. Por regla general, éste tiene poderes ilimitados, actuando como jefe de estado y principal portador de la soberanía del poder estatal, incluidos los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.
En este formato, la población no tiene participación legal directa en las actividades institucionales de los organismos estatales y no afecta significativamente el funcionamiento de las mismas.
Tipos de autocracia
Según sus orígenes, las autocracias se subdividen en:
Autocracias hereditarias: Son resultantes de la transferencia del poder por herencia (monarquías absolutas).
Autocracias legítimas: Surgen como resultado de la elección de personas o instituciones, a las que se les otorgan poderes ilimitados.
Autocracias ilegítimas: Éstas derivan de la toma violenta del poder.
Por regla general, las formas autocráticas del Estado se caracterizan por un poder centralizado rígido y una centralización generalizada de las principales esferas de la vida pública, en las que las autoridades locales actúan, en primer lugar, como ejecutoras de la voluntad de las autoridades centrales.
Según el alcance de las funciones de gestión de la vida pública asumidas por las instituciones estatales (incluida su esfera económica), las autocracias se dividen en:
Autocracias totalitarias: Se basan en el apoyo directo o indirecto de la mayoría de la población o de una parte significativa de ella. Presuponen una participación demostrativa formal de las fuerzas sociales en la formación de los órganos de gobierno y la intervención activa del gobierno en todas las esferas de la vida pública.
Autocracias autoritarias: se basan en la relativa independencia del poder estatal como institución y su aparato burocrático. Independientemente de éste último, de ciertas fuerzas sociales, presuponen una intervención estatal limitada en la vida pública, que por regla general, opera sólo en la esfera política.
