Arquímedes de Siracusa (287 a.C. – 212 a.C.) está considerado como uno de los matemáticos y científicos más importantes de la Antigüedad Clásica.
Entre sus grandes aportaciones a la Ciencia están descubrimientos como aproximaciones precisas al número Pi, la espiral de Arquímedes, la invención del tornillo de Arquímedes, la explicación del principio de la palanca o contribuciones a la hidrostática y la estática.
Todo ello permitió que fuera considerado ya en su época como una gran mente, aunque no evitó que muriera trágicamente por un absurdo malentendido.
Y es que, aunque no existe una versión oficial sobre su fallecimiento, se sabe que murió durante el sitio de Siracusa (214 a.C. – 212 a.C) a manos de un soldado romano.
Al parecer existía orden de no herir al matemático, pero un soldado decidió acabar con su vida cuando el hombre desobedeció una de sus órdenes.
La explicación es que Arquímedes se encontraba en ese momento intentando resolver un problema que tenía ante él gracias a un dibujo que había hecho en el suelo.
El matemático estaba tan concentrado que optó por no escuchar al soldado, por lo que acabó desquiciando al hombre de armas.
De hecho, se asegura que sus últimas palabras antes de ser atravesado por una espada fueron para el soldado que le acabaría matando: «No toque mis círculos».
