En la Antigua Grecia la rama de olivo representaba las victorias de sus dioses.
Sin embargo, el Imperio Romano dotó a la rama de olivo de una simbología de paz que ha perdurado hasta nuestros días.
El poeta romano Virgilio estableció una estrecha conexión entre la paz y la rama de olivo que se sustentó posteriormente con el cristianismo y la imagen de una paloma blanca sosteniendo en el pico un ramo de olivo.
En el Antiguo Testamento de La Biblia también se encuentra una alusión a la rama de olivo en la historia del arca de Noé. El retorno de una paloma con una rama de olivo significaba que las aguas del diluvio estaban retrocediendo.