En época de guerra los objetos y productos más básicos pueden llegar a ser protagonistas de aventuras inimaginables, algo que le sucedió a la popular Coca Cola durante la Segunda Guerra Mundial, y es que mientras en Estados Unidosse realizaba una intensa campaña publicitaria, en Alemania sufría su particular crisis.
Hitler no declaró la guerra a la Coca Cola, al contrario.
Lo que sucedió fue que en 1941, después de la entrada deEstados Unidosen la guerra, estos no pudieron seguir exportando los ingredientes con los que se fabricaba el producto.
De este modo, el medio centenar de fábricas que en el Reich embotellaban la bebida quedaron condenadas al cierre.
Así, en 1942, con queso, sidra y azúcar mezcladas con agua, lograron una bebida hasta cierto punto parecida a la Coca Cola.
A este sucedáneo, a esta nueva marca, se le llamó Fanta.
No fue hasta pasados unos años de posguerra que llegó un acuerdo entre las dos marcas.
Concretamente en los años sesenta, Coca Cola compró Fanta, y entonces se convirtió en la Fanta que conocemos hoy, con sabor (y color) a naranja o a limón.
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