Según la RAE un ‘heliogábalo’ es una persona «dominada por la gula». Esta expresión del castellano se debe al voraz emperador romano Heliogábalo (203-222), famoso en la historia por sus excesos tanto en la mesa como en la cama.
Y es que, a pesar de morir con solo 19 años, este joven escandalizó a sus contemporáneos por ejercer la prostitución, practicar el bondage, casarse con dos hombres, intentar cambiarse de sexo para complacer a uno de sus esposos, reclutar un ejército de prostitutas o incluso realizar sacrificios humanos de bebés para los dioses.
Además se cuenta que organizaba memorables banquetes y orgías en su palacio en los que no faltaba la morcilla de pescado y las lluvias de rosas.
Incluso el historiador romano Dion Casio llegó a asegurar que Heliogábalo se pintaba los ojos, se depilaba y se ponía pelucas para ofrecer su cuerpo y prostituirse en prostíbulos, tabernas e incluso en el propio palacio imperial.
Por ello se le considera como el primer transexual de la historia, pues le encantaba que le llamaran «la amante, la esposa, la Reina de Hierocles».
Pero tanto desenfreno tuvo un precio, pues antes de cumplir 20 años el emperador murió ahogado por la guardia pretoriana, víctima de un complot urdido por su tía y su abuela.
