¿Es cierto que hay un pez con un ‘blindaje’ antipirañas?

El pez Arapaima o pirarucú ha tenido la mala suerte de compartir época y hábitat con las pirañas, ya que vive en las cuencas del Amazonas y en otros ríos sudamericanos, donde la presencia de estos seres carnívoros lo convierten en una víctima, a priori, propicia para sus afilados dientes.

De hecho, su tamaño (superior a los tres metros) y su peso de 250 kilogramos tampoco lo hacen un animal rápido a la hora de luchar contra sus enemigas las pirañas.

Por lo que a lo largo de los años han ido evolucionando hasta dar con un mecanismo natural que les protege de ellas: una especie de armadura que actúa a modo de chaleco antibalas.

Pez Arapaima

La misma está formada por fuertes escamas que impiden la penetración de los colmillos de las pirañas, de manera que incluso pueden llegar a romperlos.

El secreto de esta extraordinaria eficacia reside en que poseen una superficie muy dura de medio milímetro de expesor que es muy rica en minerales.

Tras ella se esconde otra capa dos veces más gruesa y más flexible, conformada por láminas de colágeno orientadas en diferentes direcciones con la capacidad de alinearse en función de la presión externa.

De esta forma consiguen un mecanismo prácticamente impenetrable que permite a los arapaimas vivir tranquilamente entre las pirañas.

Sin embargo, paradójicamente la especie está amenazada de extinción, pues su carne se cotiza muy alto en los mercados locales y su blindaje natural sirve de muy poco ante la acción de los pescadores de la zona.

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