¿Qué es la robofilia?

En la actualidad los robots cada vez están más presentes en nuestro entorno.

Los robots suelen verse en libros de ciencia ficción, películas, series, comics, animes e incluso, en videos musicales; es por ello que en nuestro subconsciente ya les hemos dado la aceptación en nuestras vidas.

La robofilia es la atracción y deseo por los robots. Pensar en un futuro sin robots con aspecto de persona no es posible (humanoides), sin embargo, surgen ciertas preguntas.

¿Por qué los robots necesitan extremidades y cabeza? ¿Por qué se insiste en hacerlos tan similares a los humanos?

La respuesta es simple. Se debe a la influencia que han tenido los medios de entretenimiento, en los que un robot es capaz de ser programado para amar y ser amado.

¿Qué sucedería si realmente podemos programar robots para que nos amen?

Entonces sería posible que alguna persona pueda elegir vivir con un robot y no con otras personas, ya que con éste podría hablar, compartir experiencias e incluso dormir con él (si el diseño lo permite).

En el supuesto de que la robofilia se convierta en un fenómeno, ¿sería aceptada? ¿Generaría alegría o angustia? ¿Se podría debatir libremente sobre este tema?

Ya existen ejemplares mecánicos que fueron diseñados únicamente con el objetivo de satisfacer sexualmente al propietario.

Y aun cuando muchos de ellos fueron diseñados para complementar la relación de pareja, también se nota una tendencia a desplazar a la compañía humana.

Cuestionarios

Existen varios cuestionarios que se hicieron con el objetivo de poder cuantificar la aceptación de los robots en el ámbito sexual. En promedio se puede estimar que el 25% de la población considera que puede ser posible que se den los casos e incluso, serían parte en esta práctica, mientras la sensación sea lo más similar al contacto humano.

Otra encuesta de gran relevancia orienta el tema a la infidelidad, buscando conocer que reacción debe sentir la persona que descubre que su pareja ha tenido relaciones sexuales con un robot. En este caso los resultados fueron divididos en 3 segmentos equitativos, donde un grupo opinó que no sería infidelidad, otros opinaron que sí, mientras que un tercio no tuvieron una opinión clara al respecto.

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